¡Hola gamberros! Uno de los mayores placeres de la vida es tomarte una buena taza de café con leche a la mañana, mientras lees tranquilamente el diario o escuchas la radio. Es mi momento favorito del día, de hecho, es uno de los pocos momentos de intimidad que tengo a lo largo de la jornada. A partir de este instante el ajetreo va creciendo hasta las 8 o las 9 de la noche donde vuelvo a recuperar las riendas de mi vida. No solamente adoro el café si no todo lo que le rodea. Por eso he decidido combinar dos de mis pasiones, el chocolate y el café. Le he dado un toque italiano para que cuando probéis este brownie os sintáis tomando un cappuccino en la Piazza Navona.
Brownie Cappuccino
Ingredientes
Para el Brownie:
- 160 g de mantequilla
- 2 huevos medianos
- 150 g azúcar de caña
- 2 cucharaditas de pasta de vainilla
- 70 g de cacao amargo en polvo
- 2 cucharadas de café soluble
- 120 g de harina
Para la ganache de chocolate blanco y café:
- 300 g de chocolate blanco de cobertura
- 130 ml de nata para montar
- 20 ml de licor de café
Para decorar:
- Canela
- Virutas de chocolate
Vamos a empezar forrando un molde con papel de horno. A mi me gusta ponerle un poco de mantequilla y harina sobre el papel para asegurarnos que se desmolda a la perfección. Precalentamos el horno a 180 grados.
Tamizamos la harina y el cacao y lo reservamos. Derretimos la mantequilla en el microondas y la batimos con el azúcar hasta que esté bien integrada. Se incorporan lo huevos, la vainilla y el café y se vuelve a batir con energía. Luego incorporamos la mezcla de harina y cacao y la mezclamos.
Echamos la mezcla en el molde y horneamos durante 25 minutos. Lo sacamos del horno y dejamos que se temple sin desmoldar.
Mientras esperamos, vamos a hacer la ganache de chocolate blanco y café. Cortamos el chocolate en trozos pequeños y lo ponemos en un cuenco grande. Calentamos la nata junto con el licor de café en un cazo y, cuando empiece a hervir, lo vertemos sobre el chocolate blanco y batimos hasta que se haya deshecho por completo y no quede ningún grumo. Echamos la ganache sobre el brownie templado (sin desmoldar) y lo refrigeramos durante 3 o 4 horas.
Transcurrido este tiempo, lo desmoldamos y lo cubrimos de una fina capa de canela. Lo cortamos en cuadraditos pequeños y lo presentamos acompañados de unas virutas de chocolate negro.
Os recomiendo que cuando lo probéis, cerréis los ojos e imaginéis que estáis en un café de la Piazza Navona, con el sonido de una mandolina de fondo… Soñar es gratis, ¿no? Y además, muy divertido.
¡Qué aproveche gamberros!